Llega
el fin de semana, mujeres y hombres se reúnen en el punto de encuentro más factible
para todos, no es más que el estadio del barrio, donde todos disfrutan del
deporte, la comida, las golosinas y las cervezas.
Nunca
importa el clima en el que se encuentren, lo que importa es la unión entre
amigos o familia, compartir risas, tristezas, y chismes de la semana, los niños
juegan en las canchas más pequeñas, mientras que los adultos, dejan todo en la
cancha, para salir del partido y compartir con todos, la ganancia, la pérdida o
el empate y así festejar o llorar pero siempre con la compañía de las personas
más importantes.
Al
concluir todo los niños corren hacia la cancha, pretendiendo ser jóvenes y
preparando sus mejores tiros para el disfrute de sus padres y el deleite de sus
amigos, todo esto lo hacen como manera de práctica, iniciándose como futuros
grandes futbolistas, que seguirán los pasos de sus padres, tíos o primos, no
importa cómo pero ellos quieren jugar.
Y
así transcurre el día, cuando empieza anochecer, los jóvenes emocionados y
calientes por la cerveza, ya no quieren retirarse de ese majestuoso complejo
deportivo que en la mañana sirvió para hacer deporte y gozar sanamente, pero en
la noche se vuelve algo mejor que una cantina, las personas cantan, bailan y
todo al aire libre sin importar el frío, con tal de pasar con los amigos.
Enlaces relacionados:
http://repositorio.uasb.edu.ec/handle/10644/2487
http://federaciondeligasquito.com.ec/
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